Escribo esto en Madrid, el tercer día desde que se decretó el cierre de los colegios por el coronavirus en esta Comunidad.

 

Estos días están siendo muy difíciles y de carácter extraordinario para todos, pero también y especialmente para los niños, que tienen que entender la situación y adaptarse a ella.

Me entristece ver que pese a todos los avances que nos demuestra la neuroeducación, pese a todo lo que se nos llena la boca hablando de educación emocional, de valores, de poner al alumno en el centro del aprendizaje, de igualdad…  las administraciones educativas vuelven a demostrar que no entienden nada de educación.

Me parece una falta de respeto enorme hacia los maestros la manera en la que se ha planteado esta suspensión de clases, teniendo que acudir a los centros, preocupándose únicamente de la continuidad del avance en las programaciones, y poniéndoles siempre bajo la sospecha de que tienen muchas vacaciones, ignorando completamente cómo se sienten profesores y alumnos y trasladando la responsabilidad formativa a las familias.

 

Las familias estamos sometidas a un nivel de estrés e incertidumbre enorme, teniendo que adaptarnos a la nueva situación. Recibir cada día un montón de emails desde los colegios cargándonos de nuevas responsabilidades, no contribuye a mejorar la situación. ¡¡¡Mi hijo mayor ha recibido más de 50 en estos tres días!!!

Hacernos responsables de explicar temarios nuevos y muchas veces en inglés, ponernos un calendario con fechas límite e insistir constantemente en la evaluación de todo esto, (palabras textuales: “te puedo poner hasta tres negativos si no lo haces”) me parece fuera de lugar y que no beneficia en absoluto a los niños.

 

Antes situaciones extraordinarias, se deberían tomar acciones extraordinarias que ayuden a los niños a aprender cosas mucho más importantes que temarios preestablecidos fuera de toda realidad.

 

Ante esta situación de emergencia se suspenden operaciones importantes, se cierran empresas, se cancelan investigaciones, congresos... Es decir, todos los avances importantes, y ¿no podemos prescindir de la unidad 6 de una asignatura?

Nuestra situación en este momento es muy difícil y caótica, en esta semana hemos perdido casi todos nuestros trabajos y varios trabajadores dependen de nosotros. Mi teléfono no para de sonar, mi bandeja de correo está saturada, las urgencias están superando lo importante y debo hacer frente a ellas.

Cada familia es un mundo. ¿O los médicos y enfermeras que trabajan en turnos enormes no tienen hijos? ¿O los cajeros y reponedores de supermercados que están dando respuesta a toda esta locura disponen de fuerzas y tiempo para asumir más responsabilidades? ¿O los hijos del personal de las fuerzas de seguridad deben aprender por ellos mismos? ¿O las familias de todos esos pequeños empresarios que empiezan a tener cero ingresos no tienen derecho a estar un poco caóticas? Y así, cada una de las familias con su situación, sus dificultades, muchas económicas, de disponibilidad de dispositivos electrónicos, de cuidado de mayores y enfermos…

En estos primeros días de la nueva situación, es preferente dar un poco de respiro a la gente que cada uno se vaya adaptando a la nueva realidad. Tanto a maestros, para que tengan tiempo de formación y de reflexión para ver cómo abordar las clases de manera remota, como a los alumnos y a las familias.

Si la situación se prolonga se deben habilitar sistemas para todos, para que los profesores puedan explicar a los niños, mediante audios y vídeos, para que sientan su presencia y su apoyo, no que les mandan textos para aprender por su cuenta y racionalizar la cantidad de trabajo que se les exige en función de su edad.

Menos mal que confío en los docentes, que salvan el sistema educativo frente a todas las barbaridades que hacen las Administraciones. Y atendiendo a las instrucciones de adaptar los contenidos y la evaluación para esta situación, estoy convencida de que sacarán, como siempre, su lado más creativo y flexible, para adaptarse a cómo están los niños, para estar en contacto y para evaluar, mucho más allá de la nota que pongan en los ejercicios que planteen. Porque sé que conocen bien a sus alumnos y la mayoría trabajan por su bien, a pesar de todos los inconvenientes.

Me parece fundamental que los niños, bueno, en realidad todos, sigamos aprendiendo, siempre, constantemente.

De una vez por todas debemos repensar lo que hay que aprender y con qué métodos.

 

Algunas propuestas interesantes podrían ser:

  1. Leer un libro

       Con la lectura están avanzando en todas las materias. 

 
  1. Dibujar 

       Muchos de los miedos que tienen los niños estos días se pueden canalizar de esta         manera.

  1.  
  2. Escribir un diario

       Una situación excepcional bien lo merece y les servirá de aprendizaje para el resto         de su vida.

  1.  
  2. Aprender sus canciones favoritas 

       Esto les puede unir con su familia creando momentos divertidos… 

 

Y todo esto como sugerencias de refuerzo de aprendizaje, no como obligaciones con plazos impuestos sin querer entender la situación de cada niño, de cada familia.

Aún así, cualquier cosa de estas tiene mucha menos importancia que lo verdaderamente fundamental que tienen que aprender los niños estos días (y a la mayoría de los adultos también nos vendría muy bien). 

 

Deberíamos poner nuestros esfuerzos en que estos días se conviertan en un máster acelerado de:

 . Flexibilidad mental. Hay que aprender a adaptarse a las circunstancias.

. Resiliencia. Debemos potenciar una adaptación a las nuevas circunstancias favorable para el desarrollo de los niños.

. Paciencia. La convivencia continuada la requiere, y la solución de los problemas inesperados también.

. Resolución de conflictos. Potenciar una actitud creativa y resolutiva frente a los desafíos, desterrando la reactividad y la culpa.

. Generosidad. En estas situaciones debemos ceder, compartir, hacer por los demás para que la convivencia funcione.

. Empatía. Entender cómo están y se sienten los demás. Fuera de casa, todas las personas que están sufriendo y trabajando para que todo vuelva a la normalidad, y dentro de casa, compartiendo los sentimientos y emociones de cada miembro de la familia.

. Colaboración. Esta convivencia familiar intensa e impuesta, hace necesario potenciar la colaboración entre todos, y fuera de casa que nos sintamos todos comprometidos y colaboradores con la solución del problema es fundamental.

 

. Autonomía. Es un momento perfecto para que los niños vayan asumiendo o afianzando nuevas labores y compromisos en función de su edad.

. Gestión emocional. Que implica ser capaz de aguantar nuestros propios nervios, trabajar todos, grandes y pequeños, para entender y expresar lo que sentimos.

. Autocontrol. Es un momento precioso y con multitud de oportunidades para aprender a autocontrolar nuestros cuerpos ya que tenemos un espacio reducido.Y también las emociones, que en estos días son muy intensas y nuestra respuesta a ellas y a las relaciones con los demás.

. Respuesta a los miedos. Todos, en mayor o menor medida estamos afectados por el miedo en esta situación; miedo por la salud, por las personas que queremos, por la incertidumbre, por la economía, por tantas y tantas cosas… pasar esta situación excepcional nos proporciona la oportunidad perfecta para trabajar nuestra respuesta ante el miedo y la de los niños, inculcándoles que debemos seguir hacia delante aún con el miedo. Y que el miedo se hará más pequeñito con cada una de nuestras acciones y decisiones.

 

 

¿No creéis que si aprobamos, aunque sea con un cinco en todas estas áreas, habremos aprovechado este momento de crisis?

¿No creéis que si dedicamos el tiempo con nuestros hijos y alumnos a mejorar cada uno de estos aspectos se transformaría un poquito la sociedad?

 

Tened en cuenta que vendrán momentos difíciles, que una de las cosas más importantes para los niños es el movimiento y en estos días se verá limitado, así que nosotros tendremos que hacer uso también de todos estos aprendizajes y sobre todo charlad, charlad mucho con nuestros hijos. Resolved sus dudas e inquietudes. Pero también reíd, jugad y bailad.

Porque la lección que me gustarían que sacasen mis hijos de todo esto, es que juntos podemos hacer frente a cualquier situación y que de toda crisis se puede aprender algo.